Tom Odell brilla en Madrid
A falta de 15 minutos de la hora citada, una larga fila de personas aguardaba en los alrededores de la Sala La Riviera de Madrid. Los nervios por entrar con el concierto empezado afloraron entre nacionales y extranjeros. Pero no hubo problema con ello, porque Tom Odell se negó a tocar hasta que todas las luces de la sala estuviesen apagadas, incluidas las de emergencia. La organización hizo cuanto pudo y, después de una interminable media hora, el británico se sentó al piano.
Un foco blanco iluminaba a Tom Odell, que consiguió que unas 1800 personas mantuvieran un sepulcral silencio. Comenzó con Give a fuck, un tema inédito que acaba de salir a la luz con el disco Best day of my life. Desde una esquina del escenario, las teclas cogieron protagonismo por encima del resto de la banda que acompañó al cantautor e, incluso, por encima de su voz. Apenas se despegó del instrumento, solo en un par de ocasiones para terminar de expresar toda la euforia con cada poro de su cuerpo y una vez más para acercarse al público y cantar con ellos Concrete.
Tom Odell tiene la suerte -o el infortunio, como algunos lo ven- de contar en su repertorio con una canción mundialmente conocida. Es un tema con el que todo el mundo se identifica y cuenta con miles de adeptos. Es probable que una buena parte del público comprase la entrada solo por escuchar Another love en directo una vez en la vida. Y de qué forma lo vivieron: dándolo todo, siendo el único momento en el que el británico dejó de cantar para que el público corease a viva voz. El sencillo se hace corto al escucharlo en vivo, pero es seguro que muchos salieron de La Riviera con la sensación de haberse quitado una espinita clavada.