Depresión Sonora presenta El arte de morir muy despacio, su nuevo álbum. Tras publicar un par de EP y varios singles y colaboraciones, Marcos Crespo lanza su primer LP, que viene acompañado de una gira nacional e internacional de presentación. El disco se puede entender como el reverso nihilista y sarcástico de esos manuales de autoayuda a los que el madrileño y los de su edad han sido sobrexpuestos. Se trata de un álbum conceptual dividido en tres partes, abordando en cada una de ellas distintas etapas vitales.
Parte I: Introducción a la Entropía transmite cierta inocencia no exenta de malaleche. Este primer bloque, compuesto por cuatro cortes, tiene un aura melancólica y un sonido lo-fi depurado, en una apuesta decidida por el minimalismo. Es el individuo descubriendo el mundo ante sí, forjando una personalidad a base de golpes, de ensayo y error. El segundo bloque de canciones, encabezado por Parte II: La abrazo con fuerza (carta a la soledad), tiene un sonido más saturado. Es en este tramo de la secuencia donde Depresión Sonora aborda los traumas, la soledad y el odio. El relato se oscurece, como corresponde a una etapa de negación y de enfado con el mundo y con uno mismo.
Y con el final del álbum llega la aceptación. El bloque que arranca con Parte III: Muerte y resurrección tiene una pátina brillante, suena definitivamente más producido. Asimilar lo aprendido en el camino, asumir la realidad y valorar lo que tienes alrededor. Así concluye esta crónica que, de tan personal que resulta, acaba interpelando a una generación entera. Lo que sí es personal e intransferible es el sonido patentado por Depresión Sonora: digital pero con los pies en tierra, post-punk para un momento post-todo.